Tratamos de clasificar al otro y también nos clasificamos a nosotros. Es increíble que esta civilización ponga más atención a los objetos y no a lo más importante: uno mismo. Es que nos han enseñado, en algún lapso del derrotero, que tener es mejor que ser, que tener puede solapar el ser, porque ser es tener. Pero es mentira, por una cuestión clara: solo se tiene siendo y eso demuestra diferencia de supremacía absoluta.

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