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miércoles, 26 de junio de 2019


Que es esteriotipos etnicos 



“Este es el primer estudio que demuestra la ausencia de estereotipos raciales en una población humana”, explica Andreas Meyer-Lindenberg, coautor del artículo e investigador del Instituto Central de Salud Mental de Manheim (EE UU). Los hallazgos, publicados esta semana en la revista Current Biology, respaldan la idea de que el miedo social es la raíz de los estereotipos raciales.

Según explica Meyer-Lindenberg, “los estereotipos están siempre presentes, tanto en niños y niñas con un desarrollo normal (en edades tan tempranas como los tres años) como en personas adultas”. Incluso los niños con autismo poseen estereotipos raciales a pesar de sus dificultades para la interacción social cotidiana y su incapacidad para manifestar un conocimiento social adaptado.En su estudio, los investigadores mostraron a los niños una serie de viñetas con personas de distinto sexo y género, y de distintos grupos étnicos, y les pidieron que asignasen características positivas o negativas a los individuos representados. Mientras que los niños con el síndrome de Williams "no dieron ninguna señal de sesgo racial", los niños sanos realizaban asignaciones marcadamente estereotípicas en relación al sexo y la etnicidad. “El perfil hipersociable único de los individuos con el síndrome de Williams suele llevarles a considerar que todas las personas del mundo son sus amigas”, afirma el investigador. “Por ello, sospechábamos que no mostrarían una especial preferencia por los caracteres de su propio grupo étnico frente a los de otras personas. A pesar de ello, el hallazgo fue sorprendente por su magnitud”.Diferentes maneras de fijar estereotipos

Un dato interesante es que los niños con dicho trastorno realizaban asignaciones estereotípicas en función del sexo igual que los niños que no otenían este trastorno, lo que para los expertos indica que "las diferentes maneras de fijar estereotipos se deben a distintos mecanismos cerebrales, selectivamente afectados por la alteración genética responsable del síndrome de Williams, la pérdida de unos 26 genes en el cromosoma 7".Los autores concluyen que los resultados podrían contribuir al desarrollo de intervenciones diseñadas para reducir las actitudes y comportamientos discriminatorios hacia grupos sociales discriminados y marginados.

Estereotipos en los medios de comunicación[editar]

Trancart (1996), en diversos estudios en medios de comunicación franceses (prensa, radio y TV), descubrió que una de cada dos mujeres es citada sin que conste su profesión, mientras que en el caso de los hombres esto sólo ocurre en una de cada diez ocasiones. Tal y como dice Martín Serrano (1995), «uno de los esquemas que más se repiten en la televisión es el de las mujeres asociadas con el cuerpo, y los hombres con la cabeza». Así se demuestra en programas televisivos como por ejemplo La Ruleta de la Suerte, en los que la mujer se presenta como un simple objeto de belleza. «Por desgracia y en un gran porcentaje de los casos, cuando la mujer aparece en imágenes, lo hace en muchas ocasiones representado a ciertos estereotipos que han resistido al paso del tiempo y que siguen estando presentes en la mayoría de las sociedades. Así, nos podemos encontrar con la mujer en el papel de seductora, aludiendo a conceptos relacionados con la belleza, el erotismo, y la provocación, o como serpiente tentadora. En definitiva, en el sujeto convertido en objeto».

En Estados Unidos, The National Federation of Press (Gallagher, 2001) muestra cómo las mujeres han visto incrementar su porcentaje de ocupación de puestos de dirección o de toma de decisiones en solo un 1% cada año desde 1977. Por su parte, el profesor David Weaver llega a la conclusión de que las periodistas americanas habían conseguido ganancias significativas en materia de control editorial en los últimos tiempos. Se observa también cómo, a pesar de que en las aulas de los colegios y universidades de periodismo en Estados Unidos las mujeres superaban en número a la presencia masculina, –un dato que también se observa en España– seguían teniendo una presencia minoritaria en las salas de prensa y especialmente, en los puestos de dirección.

En Francia, en Gallagher (2001) se afirma que en el periodismo francés la condición femenina es una restricción para acceder a responsabilidades en el periodismo. Señala que la distancia con respecto a las grandes responsabilidades en este ámbito profesional y a las columnas importantes se traduce en menos probabilidades de encontrase con gente famosa, facilitando en cambio un mayor acceso a personajes más anónimos y reportajes menos brillantes, lo que en resumen produce un periodismo tipificado como femenino. Es decir, que lo que las mujeres escriben no siempre guarda relación con la sensibilidad femenina, sino que en muchas ocasiones no tienen acceso a escribir algo distinto, debido a las estructuras de poder con las que se topan en esta profesión jerarquizada.

En Reino Unido, en Gallagher (2001) se apunta cómo los hombres que estudian periodismo consiguen más rápidamente un trabajo en los medios que las mujeres. Esto ha llevado a que algunas compañías adopten políticas y programas de acción para equilibrar esta situación, pero puntualiza que esta adopción es más común en radio y televisión que en prensa y que ocurre más a menudo en medios de comunicación públicos que en el sector mediático privado.

En Sudáfrica, Green (2001) recuerda cómo en un estudio de igualdad laboral realizado una década después de la proclamación del final del apartheid, el número de personas negras que ocupaban cargos de poder en el mundo académico y administrativo solo ascendía a un 10 % del total. Lo sorprendente del estudio era que entre el 90 % restante correspondiente a personas blancas que ostentaban esos puestos de alto escalafón hubiera una ausencia casi total de mujeres blancas en las estructuras de poder y en la universidad. Siete años después del fin del apartheid y bajo la nueva ley de igualdad para con los negros y las mujeres, sólo se encuentra con tres mujeres que ocupen el puesto de editoras en periódicos del país, dos de ellas de raza blanca y la otra negra. También destaca que bajo un gobierno con mayoría negra dirigiendo el país, la mayoría de los negocios y profesiones están controladas por manos blancas.

En Australia, en 1996 se llevó a cabo un estudio que desvelaba que el 23 % de las mujeres periodistas de los medios habían dejado sus trabajos por motivos que tenían que ver con la discriminación que venía sufriendo el género femenino en su promoción laboral. Asimismo, en 1991 The International Federation of Journalism (IFJ) admitió que el 27 % de los periodistas que trabajaban en los medios eran mujeres, en 2001 ya superaban el 38 %, sin embargo este estudio también reconoce diferencias significativas en función del país analizado. Por ejemplo, mientras que en Finlandia y Tailandia estaban cerca del 50 %, en Sri Lanka y Togo las mujeres periodistas no llegaban casi a un 6 % (Peters, 2001).

En relación con la presencia de la mujer en los distintos medios de comunicación, como es por ejemplo la radio, los locutores están por encima de las mujeres, sobre todo durante la mañana. Según afirma Cramer, las mujeres están prefiriendo trabajar en los telediarios que en los informativos de la radio. En lo que respecta a los medios de comunicación en línea, a pesar de la revolución acontecida en este medio, las grandes multinacionales de la comunicación parecen haber perdido la oportunidad de revolucionar la organización y la cultura de las salas de redacción, sobre todo, por lo que se refiere a la igualdad de género en los puestos directivos (Thiel Stern, 2006).

La mayoría de las entrevistadas no piensan que la escasez de mujeres en los puestos directivos del medio en línea se deba a sexismo o discriminación. Aun así, la insuficiente representación de la mujer es problemático. Los altos cargos son tan pocos y cuesta tanto acceder a ellos que no hay «suficiente pastel para repartir».[11]

Estereotipos en la publicidad[editar]

Los estereotipos en la publicidad son ideas simplificadas de la realidad que han sido aceptadas por la sociedad o por un grupo de personas determinado. No tratan simplemente de vendernos el producto al que hacen referencia, sino que nos venden el éxito social o la competitividad. Muchas veces en un principio pueden resultar forzados o incluso cómicos, pero al final acaban siendo aceptados. El anuncio publicitario debe ser representado con un vocabulario tópico, que refleje los valores y argumentos en que se sustenta el estereotipo de la marca. Así se crearán unos estereotipos definidos que no aparecen con tanta simplicidad en la realidad.

En definitiva, la publicidad es una de las principales responsables de los estereotipos, ya que a través de muchas estrategias comerciales consiguen establecer modelos de conducta que las personas tratarán de imitar, nos hace creer que si consumimos el producto anunciado conseguiremos obtener las mismas características.

En el mundo publicitario encontramos diferentes tipos de estereotipos, aunque el principal es el sexo. Éste se utiliza para todo tipo de productos e incluso para aquellos que no tienen nada que ver con él. Se trata de un estímulo que el receptor acoge de forma positiva y rápida. El rol de la mujer en la publicidad ha sido altamente estereotipado, representándola siempre como esposa, madre, ama de casa o incluso como mujer objeto. Se muestra la imagen de mujer dependiente y débil pero, ante todo, bella. De esta forma, la mujer es representada no sólo como objeto de deseo del varón sino, como afirma García Oyarzun (2014), como parte del consumo del objeto publicitado. A pesar de que la objetivación de la mujer sigue siendo abundante en la publicidad, actualmente también empiezan a aparecer ejemplos de la mujer superwoman que no necesita la ayuda del hombre. En el hombre el estereotipo establecido ejerce mayor presión social hacia una imagen que refleje fuerza, agresividad, dominio, valentía, pero sin descuidar tampoco su aspecto físico. A su vez, son mostrados como poco profundos y muy superficiales, esencialmente incompetentes.[12][13]

Sin embargo, tanto en el caso de los hombres como en el de las mujeres uno de valores más explotados es la belleza. Los creativos publicitarios recurren siempre a modelos atractivos para llamar la atención del público y con ello pretenden que el público crea que, al consumir su producto o servicios, su físico será tal y como se muestra en la publicidad y que de esa forma su vida será mejor. En muchos casos, esa necesidad generada de alcanzar el ideal físico mostrado en la publicidad da lugar a trastornos alimenticios (anorexia, bulimia) y otros problemas psicológicos, sobre todo en adolescentes, que son un blanco fácil para este tipo de presiones.

Dentro de la publicidad infantil el estereotipo que más se desarrolla es el de los roles de género, marcando supuestas diferencias entre chicos y chicas. Las niñas suelen ser representadas como obedientes, delicadas y ordenadas, que ayudan a la madre en el hogar asumiendo responsabilidades desde una edad muy temprana. Del mismo modo todos los juguetes enfocados para las niñas tienen relación con el mundo de la cosmética y el hogar. Por el contrario, los niños suelen mostrarse como inquietos y rebeldes, aunque a su vez son emprendedores. Y de esa forma los juguetes para niños suelen tener que ver con el mundo de la construcción, el automóvil o incluso campos más agresivos como la guerra. También se suele usar a los niños como gancho para vender productos a los adultos, valiéndose de la simpatía o ternura que producen.[12]

En ocasiones la publicidad también fomenta ciertos estereotipos raciales. De esta forma, la mayoría de las veces pueden llegar a subestimar una raza sobre otra, como sucedió en el anuncio de una cadena de comida rápida en Alemania, que indignó a los mexicanos.[14]​ Además, el físico ideal que muestra la publicidad tiene también ciertos componentes raciales. Esto sucede porque, por norma general, los modelos utilizados no sólo comparten entre sí su delgadez y belleza, sino que suelen ser personas con rasgos caucásicos, piel blanca y, muchas veces, pelo rubio y ojos claros. Esto ayuda a fomentar la idea de que hay una raza más perfecta o superior que el resto.[12]

En resumen, el uso de estereotipos es negativo cuando empiezan a convertirse en prejuicios y condicionantes. Actualmente este problema está empezando a cambiar ya que los consumidores tienen más consciencia sobre este fenómeno pero, aun así, la gran mayoría sigue siendo manipulada por los anunciantes.

Estereotipos en el cine[editar]



Un ejemplo de estereotipo en el cine es la actriz Salma Hayek (siempre le dan papeles que representan a un personaje de origen latino).[15]

Según un estudio realizado por el Observatorio de Cultura y Comunicación de la Fundación Alternativas, el cine producido por los grandes estudios de Estados Unidos representa aproximadamente entre el 70% y el 80% del mercado mundial. Este mismo estudio afirma que Hollywood domina el imaginario colectivo. Este imperialismo cultural deriva en un mercado cinematográfico –especialmente el occidental– con referencias y estereotipos comunes.[16]

Con respecto a España, la mejor cuota de mercado de la historia del cine nacional fue la obtenida en 2014, con un 25,5 %, más de 6 puntos porcentuales por encima de la obtenida en 2013 (19,2 %).[17][18]​ Dentro de este porcentaje el cine de autor no tiene apenas cabida. Esta limitación contribuye al fomento del consumo de cine elaborado al estilo hollywoodiense, más rentable en términos económicos. De este modo, a la hora de hablar de estereotipos en el cine se habla principalmente de aquellos que aparecen reflejados en el cine norteamericano y que, por extensión, llegan a mayor número de población.


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