menu blog

miércoles, 26 de junio de 2019



Que es  el esteriotipo de sociales 

Se conoce con el nombre de estereotipo (del griego: στερεός [stereós], «sólido», y τύπος [typos], «impresión, molde»)[1]​ a la percepción exagerada y con pocos detalles, simplificada, que se tiene sobre una persona o grupo de personas que comparten ciertas características, cualidades y habilidades, que busca «justificar o racionalizar una cierta conducta en relación a determinada categoría social».[2]​ Regularmente los estereotipos son basados en prejuicios que la sociedad establece conforme su ideología de «modelo a seguir» de conducta o características físicas, estos van cambiando conforme el paso del tiempo. El término se usa a menudo en un sentido negativo, considerándose que los estereotipos son creencias ilógicas que limitan la creatividad y que sólo se pueden cambiar mediante el razonamiento personal sobre ese tema. Los estereotipos son alegatos comunes del pasado. Incluyen una amplia variedad de alegaciones sobre diversos grupos raciales y predicciones de comportamiento basadas en el estatus social o la riqueza. Son esquemas de pensamiento o esquemas lingüísticos pre construidos que comparten los individuos de una misma comunidad social o cultural.[3]Existe una tripartición que nos permite entender cómo funcionan los estereotipos en las sociedades. Por un lado existe un componente cognitivo que nos permite reconocer un estereotipo porque encuadra con conocimientos previos que ya tenemos sobre el mismo, es una categoría que nos permite identificar y reconocer fácilmente a ciertos grupos. Por otro lado también existe un componente afectivo, donde entran en juego los sentimientos que experimentamos en relación con ese estereotipo, que pueden ser de prejuicio u hostilidad, o bien, ser positivos. Finalmente en todo estereotipo hay un componente comportamental que supone llevar a la práctica acciones asociadas a esos sentimientos experimentados frente a ciertos estereotipos. Por ejemplo, cuando se le niega un trabajo a alguien por pertenecer a un grupo determinado. Estos tres componentes no necesariamente aparecen todos juntos, uno puede asociar a unos grupos características negativas sin sentir hostilidad o reticencia hacia el mismo y sin excluirlos de ámbitos sociales como el trabajo.

Representar a alguien con ciertas características remite a un estereotipo, manifestar desprecio u hostilidad por su grupo de pertenencia se relaciona con un prejuicio, y finalmente llevar adelante acciones sobre la base de esos prejuicios supone una discriminación.[4]Están constituidos por ideas, prejuicios, actitudes, creencias y opiniones preconcebidas, impuestas por el medio social y cultural, que se aplican de forma general a todas las personas pertenecientes a una categoría, nacionalidad, etnia, edad, sexo, orientación sexual, procedencia geográfica, etcétera. En la literatura y el arte, los estereotipos no son clichés o personajes o situaciones predecibles. Por ejemplo, un diablo estereotipo es malvado, con cuernos, cola, y tridente. Originalmente un estereotipo era una impresión tomada de un molde de plomo que se utilizaba en imprenta en lugar del tipo original. Este uso desembocó en una metáfora sobre un conjunto de ideas preestablecidas que se podían llevar de un lugar a otro sin cambios (al igual que era posible con el tipo portable). En la ética y valores humanos se usan estereotipos que ayudan y contribuyen a la forma de representar los problemas que se presentan en la sociedad diaria y continuamente en todo el mundo.

En medios de comunicación[editar]

Los medios de comunicación cumplen un rol fundamental en la construcción y la reproducción de estereotipos. A partir de las imágenes e ideas que circulan en los medios, el público accede a ciertos estereotipos que los mismos reproducen y construyen a la vez. Ciertos formatos como la publicidad y los programas dirigidos al público infantil usan los estereotipos ya que los mismos permiten un mensaje eficaz, pues son rápidamente identificados y reconocidos. Tal y como señalan Ruth Amossy y Anne Herschberg Pierrot, «La visión que nos hacemos de un grupo es el resultado de un contacto repetido con representaciones enteramente construidas o bien filtradas por el discurso de los medios. El estereotipo sería principalmente resultado de un aprendizaje social».[5]​ Incluso lo que percibimos en la vida cotidiana (y no solamente a través de los medios) también utiliza nuestros conocimientos e ideas previas, y por tanto nunca es totalmente objetivo sino que está moldeado por la cultura a la que pertenecemos y desde la que percibimos la realidad.

Definición y evolución de su significado[editar]

La palabra estereotipo, formada por los vocablos griegos stereós (sólidos) y typos (carácter, tipo o modelo), es un neologismo creado en el siglo XVIII en el ámbito de la tipografía para designar un conjunto de tipos sólidos o fijos. En concreto apareció en Francia en 1796 —steréotype—, traducida como estereotipo que se usa como adjetivo y sustantivo para describir el molde sólido o algo impreso con el procedimiento de los tipos fijos. La expansión de la palabra fue pareja a la rápida difusión de la técnica y surgieron equivalentes, casi idénticos, en la gran mayoría de lenguas modernas. En España se usa el término «estereotipo» para el objetivo y «estereotipa» para el proceso. El último término evoluciona a «estereotipia», el cual fue reconocido por la Real Academia Española en 1843. El significado original y sus derivados fueron extendiéndose a un concepto cada vez más figurativo. Por tanto, apareció una nueva acepción que supone un puente entre su origen tipográfico y su significado actual dentro de las ciencias sociales; tal acepción se refiere a cualquier cosa que se repita sistemáticamente de la misma forma, sin variación. En resumen, los términos referidos a la estereotipia se refieren en principio a las impresiones salidas de un molde y poco a poco van siendo aplicadas a todo lo que parece salido de un molde, ya hecho, invariable.[6]Otras definiciones se refieren a estereotipo como una imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable[1]​ y una imagen convencional o una idea preconcebida que no tiene una base racional. Se trata de una concepción popular sobre un grupo de personas y constituye una forma de categorizar grupos de gentes de acuerdo con sus apariencias, comportamientos y costumbres.[7]Con los estereotipos no suele cumplirse la ley de causa y efecto, más bien suele suceder a la inversa. Además normalmente parecen seguir una lógica, pero cuando se analizan se descubre que son irracionales e inverosímiles. La imagen creada suele ser una manera de emitir un juicio de valor acerca de un grupo, normalmente basados en raza, profesión o sexo.[7]Es frecuente atribuir la creación de estos estereotipos a la sociedad, pero realmente los medios de comunicación son grandes vehículos para difundirlos. En cierto modo los medios de comunicación refuerzan las opiniones generales haciendo uso de la exposición y reiteración de ideas coexistentes. Los estereotipos tienen cierta conexión con las condiciones sociales, esto les suma fuerza. Al poder localizar en ellos un grano de verdad, su divulgación se hace efectiva. A pesar de que no todos aceptan los estereotipos como verdad, acostumbran a estar aprobados por grandes colectivos. El estereotipo es verdadero y falso al mismo tiempo y está basado en los prejuicios de un grupo hacia otro.

El discurso publicitario es una fuente inagotable de estereotipos. Los mensajes publicitarios usan estereotipos icónicos para instalarnos en un universo onírico al que accederemos, por supuesto, tras la adquisición del producto anunciado.[8]

Estereotipos en la literatura infantil[editar]

El primer relato que se conoce cuenta la historia de dos hermanos, Anup y Bata, en un papiro de hace unos 3250 años. Según un estudio de Kurt Ranke el relato ha sufrido más de 700 versiones distintas. La mitología griega es la gran portadora de personajes y leyendas que, evolucionadas a través de los siglos y bajo la influencia de las distintas culturas y tradiciones, son el origen de muchos de los cuentos que hoy conocemos. En España el origen del cuento está influenciado por la cultura árabe, que introdujo gran cantidad de relatos, los cuales fueron recopilados por Don Juan Manuel, regente de Castilla, en su obra El conde Lucanor o libro de los ejemplos. En la obra encontramos una característica propia de estos relatos, la moraleja que servía para dar una respuesta moral a las dudas que se iban planteando.

El cuento infantil, independientemente de la época, lleva implícito en sus personajes estereotipos que reflejan los aspectos culturales de la época de la que provienen. Los personajes son representaciones del bien o del mal como ejemplo para imitar o repudiar, debido a su carácter moralizador. Los valores de los personajes cambian a lo largo del tiempo y se adaptan a las estructuras socioculturales del momento. El héroe y el villano de los cuentos de Charles Perrault o de los Hermanos Grimm poseen cualidades o defectos distintos entre sí, y además, también distan de las cualidades que se consideran hoy en día. La posible interpretación de algunos personajes comunes es la siguiente:

  • La bruja: representa la parte regresiva de todo ser humano, el mal que ha de ser destruido y combatido.
  • La madrastra: representa la destrucción dentro de la familia y da cabida a la heroicidad en el niño o la niña desamparado.
  • La princesa: la doncella indefensa que ha de ser protegida y/o rescatada.
  • El lobo: el miedo a la noche y a la oscuridad.

Durante siglos, en la antigüedad clásica existió la creencia de que había mujeres capaces de transformarse a voluntad y de transformar a otros en animales, se las llamaba brujas y la imagen estereotipada de los cuentos las define como viejas amargadas y malévolas. La mayoría de los cuentos maravillosos provienen de relatos antiguos sobre campesinos sometidos al régimen feudal. Los valores sociales de esta época lo constituyen el valor y el respeto por el orden establecido, donde la única mejora para la clase baja se encarna en el joven campesino capaz de superar pruebas y conseguir la mano de la princesa. En el siglo XVIII, con la Revolución Industrial, surgen nuevos héroes y villanos más acordes con el hombre de ciudad que ha dejado de lado el campo. Aparecen piratas, pistoleros, bandidos… como nuevos héroes que se enfrentan al orden establecido y el villano pasa a ser un elemento propio del sistema como lo es la sociedad burguesa, las costumbres acomodadas o el ejército. El siglo XX, debido a su carácter bélico proporciona nuevos elementos, por ejemplo la influencia americana propone nuevos villanos, personalizados en japoneses y alemanes contra los que el héroe ha de luchar para defender la libertad del mundo. El cuento ha evolucionado desde aquellos villanos de antaño a villanos con carácter más cotidiano como puede ser el profesor de colegio o el bullying dentro de las aulas o fuera. El cuento ha pasado a integrarse dentro de la vida real.[9][10]

No hay comentarios.:

Publicar un comentario