Que es la lectura analogica
El
artículo se propone explorar lo que sostienen algunos pensadores de los campos
de las humanidades y las ciencias sociales de la segunda mitad del siglo XX, en
torno a interrogantes referentes a qué es leer y qué es la lectura. Paulo
Freire, Roland Barthes, Michel de Certeau, Robert Escarpit, Noé Jitrik, Roger
Chartier y Jorge Larrosa son autores en los que encontramos propuestas
innovadoras fundadas en aparatos teóricos interdisciplinarios. Las
coincidencias y divergencias, que sobre tan complejo tema encontramos en los
autores citados, nos llevan a formular una propuesta conceptual desde la
perspectiva bibliotecológica separada del discurso pedagógico, y se orienta a
formar al ciudadano de la sociedad de la información y al de la industria
editorial, ambos inmersos en nuevos modelos de consumo de la cultura escrita, e
involucrados en la tecnología digital. En el contexto actual, la
bibliotecología debe renovar su función social y uno de los aspectos
fundamentales de dicha función es la problemática de la lectura, por lo que es
indispensable abrir y explorar las teorías y métodos sobre ésta, en los que se
basa el discurso y la práctica de la bibliotecología.
En
el presente artículo exponemos los primeros resultados de los análisis de
autores que han buscado despejar los interrogantes referentes a qué es leer y
qué es la lectura. Tales estudiosos han formulado propuestas que,
fundadas en aparatos teóricos interdisciplinarios, aspiran a explicar el
asunto. Identificamos a pensadores que empezaron a abordar el tema a partir de
la década de los sesenta, cuando la lectura se consideró una problemática no
sólo de incumbencia exclusiva del campo pedagógico, en el que se empezaron a
cuestionar sus paradigmas, sino también un campo de interés para el ámbito
cultural, en un contexto donde se vislumbraban cambios del modelo cultural, el
proyecto social y la tecnología.
En efecto, hacia 1960 se conforman sociedades
de producción y consumo gobernadas por las leyes del mercado y de los medios de
comunicación masiva en un ambiente tenso, donde la valoración de lo humano del
ser —como diría Ortega y Gasset— se opone al simple interés de lucrar y ejercer
el control, y además al afán de capitalizar el consumo y ciertas prácticas que
atrapan y pervierten la cultura... al utilizarla sólo como vehículo para
introducir en las venas sociales bienes y servicios que comenzaron a ser
entretenimiento banal encauzado por el lucro, pues la cultura como propone De
Certeau, es una actividad, un modo de apropiación, una toma de conciencia y un
proceso de transformación personal, un cambio instaurado en un grupo social.1
La
circunstancias de los años de la posguerra convirtieron a la lectura en un
problema diferente cuando surgieron las especulaciones sobre el fin de la
cultura impresa, la muerte del libro y la desaparición de los lectores a causa de
una pedagogía normativa que poco favorecía la formación de lectores asiduos y,
por añadidura, de nuevas y seductoras formas
de entretenimiento que parecen
imponerse rápidamente, así como de sistemas de comunicación inéditos con
mediaciones cada vez más artificiales con el predominio de la imagen. Todo ello
parecía confirmarse cuando se identificó el estancamiento generalizado de la
práctica lectora a excepción de una minoría, además de un porcentaje elevado de
analfabetos y de una amplia población de escolaridad que no rebasaba el nivel
básico. En este panorama, la problemática de la lectura, como decíamos, se
convierte en objeto de estudio ubicado en el marco de un cambio epistemológico
de las ciencias sociales y las humanidades, que empiezan a interesarse por las
actividades cotidianas del hombre común, por sus objetos y sus prácticas. Los
estudiosos que incursionan en el campo de la filosofía, la historia, la
lingüística, la antropología, la psicología y el psicoanálisis, incorporan
nuevas formas de análisis e intentan renovar sus teorías y métodos con el fin
de modificar concepciones y métodos fundados en mitos y creencias relativos a
la omnipotencia de la letra y la ortopedia pedagógica, a la vez que la lectura
es considerada la vía regia al acceso a la información y con ello al progreso.
Esto propicia nuevas exigencias a la lectura, al respecto Noé Jitrik confirma
que desde hace 30 años el término lectura se interpreta de una nueva manera,
como si en él se quisieran cifrar más posibilidades también nuevas, como si
todo lo anterior fuera insatisfactorio. Además Jitrik afirma que las
aportaciones del psicoanálisis a la interpretación abrieron una línea de
pensamiento inédita sobre la lectura. Es decir que una capacidad se pone otra
vez en juego en nuevos actos de lectura, en nuevas condiciones, afectadas a su
vez por nuevos textos; en suma: nuevas lecturas que son alimento de las que
vendrán
Tipos de como
es la lectura
En
un texto de 1991, "Methods In Reading Research",28 Escarpit señala que en cualquier idioma
la lectura es una palabra intrincada y por ello encubre un concepto ambiguo, ya
que puede significar el mero acto de descifrar un texto o un proceso de
producción de significados infinitamente más complejo. También ese concepto
puede referirse al acto comunicativo realizado en el marco de una relación
social que forma parte de las conductas culturales y, en tal caso, incluye la
red institucional de todos los sistemas, organizaciones y grupos vinculados con
el canal de comunicación, así como con los medios de tal comunicación. Por otro
lado, la lectura no puede concebirse sin la existencia del libro impreso,
artefacto fabricado y comercializado; por tanto, la lectura implica también a
un consumidor y de ello se deriva un gran número de consecuencias, por lo que
Escarpit considera la lectura un asunto de orden económico.
Según
el mismo estudioso, la lectura es un acto comunicativo que implica la producción
de información, tanto por parte del escritor como del lector, y respalda tal
hecho mediante una cita de Sartre: "el trabajo mental nació de la
conjugación, que incluye el esfuerzo del escritor y del lector".29 El texto es una imagen gráfica expuesta a la
exploración de los ojos y propicia un número de estímulos por los cuales la
mente reacciona, de manera que el texto codifica un discurso oral y éste
es
decodificado por medio de un proceso complejo, la lectura, que implica un
trabajo de creación de significados que reconstruye la memoria del lector,
quien procesa mucha información. Los caminos que abre la lectura en la mente
son múltiples y puede decirse, así, que se trata de un proceso activo y crítico
capaz de producir conocimiento. Escarpit agrega que el acto de leer es ante
todo un proceso psicológico que implica interrelaciones entre un escritor y un
número indeterminado de lectores en una circunstancia que puede considerarse un
proceso. La lectura no es solamente producción del significado de las palabras:
es un acto realizado con un propósito determinado, donde se integran
estrategias individuales, psicológicas, sociales, políticas y económicas, y
donde el efecto obtenido es una apuesta ganada. Escarpit concluye que la
lectura es una puerta que conduce a la libertad.
LA
LECTURA: ACTIVIDAD QUE PRODUCE CONOCIMIENTO
En
sus obras Lectura y cultura y La lectura como actividad, Noé
Jitrik30 concibe precisamente la lectura como una actividad,
pero a la vez se pregunta en qué consiste, cómo se produce y qué estatuto le
corresponde en el ámbito de las actividades sociales, puesto que leer es un
hecho cultural, no natural y constituye una instancia comunicativa, por lo que
se evade, por su autonomía, del circuito de la comunicación y, posiblemente por
este último motivo, se sabe poco acerca de lo que es leer y lo que se sabe
adolece de varias deficiencias. Por eso Jitrik señala que la lectura emana de
un saber que engendra resultados cuyos alcances se desconocen y por ello
propone construir un espacio teórico para la lectura que permita salir de los
términos que obstaculizan su reformulación. Con tal fin, busca anclar la
lectura en el campo cultural y, por tanto, la sitúa a distancia del ámbito
pedagógico. Para responder la pregunta "¿qué es la lectura? ", Jitrik
considera dos opciones: la senda de la fenomenología y la de la metafísica. Elige
la segunda en tanto que se propone aportar explicaciones epistemológicas, más
que abundar en la experiencia.
Jitrik
asume que la lectura, como objeto de conocimiento, brinda sentido,
interpretaciones y saber, todo lo cual remite a las operaciones efectuadas para
lograrlo. El investigador argentino traza sus ejes teóricos e inicia con el de
la identidad del objeto "lectura". Parte del principio de que saber
leer, tener una competencia lectora, es indispensable, y luego avanza un poco
más para afirmar que la lectura es otra cosa: una actualización objetiva de la
competencia y, al mismo tiempo, una construcción que se produce entre el lector
y el texto. La escritura suscita una movilización de energías en la interacción
entre emisor, receptor y mensaje; la lectura, en tanto acción compleja, se
descentra de esa relación porque se produce un vínculo implicado en una red de
procesos establecidos al inicio entre el ojo y el texto. La lectura reviste en
el espacio social una multiplicidad de formas resultantes de diversos factores;
por tanto, no es un objeto neutro ni instrumental y, aunque se opere como tal,
su alcance es mayor, pues va más allá de la mera instrumentalidad, ya sea
porque confirma valores existentes o porque instaura otros nuevos, es decir,
porque excede lo previsible de una intención o designio. Uno de los valores que
instaura es el de la diferencia entre quienes practican la lectura y los que no
lo hacen: quienes pueden llevarla a cabo alcanzan un estatus diferente, pues
mediante ella se procuran conocimientos de otro modo inalcanzables, ya que la
lectura no se circunscribe al texto y recupera la textualidad no necesariamente
del objeto escrito, sino de cualquier signo. Así, el concepto de lectura se ha
ampliado puesto que el texto puede estar construido con otros lenguajes, y es
la lectura lo que constituye la textualidad, sea musical, pictográfica,
gestual, etcétera. El conocimiento que la lectura brinda no es sólo el que está
cifrado en el texto, sino también el que se encuentra en el proceso de la
producción del texto.



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